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Adrián Cannellotto: El aporte de las universidades a la situación actual

Anoche el presidente Alberto Fernández confirmó que la cuarentena se estira y sigue hasta después de Semana Santa. Explicó que la salud pública es una prioridad. Destacó el comportamiento social. Fue claro al señalar lo que la sociedad está haciendo y sus resultados positivos. Se refirió a los recursos que el Estado está destinando a los distintos sectores afectados y pidió no caer en un dilema falso: salud o economía. Mencionó que la Organización Mundial de la Salud eligió a la Argentina para probar terapias contra el coronavirus.

Sin esta confirmación, pero entreviendo su posibilidad, el jueves 26 de marzo tuvimos nuestra primera sesión del Consejo Superior de manera virtual. Allí planteamos algunas estrategias para hacer frente a la emergencia. Conversamos sobre la necesidad de ir escalonándolas y discutiéndolas en función de cómo progrese todo. Coincidimos en que, repentinamente, una parte sustantiva de nuestras vidas empezó a transcurrir en las redes sociales, en las plataformas, por medio de computadoras, tabletas o teléfonos. Quedamos aislados. Algunos en familia o en pareja, otros solos. Unos y otros quedaron alejados de sus padres o abuelos. O al revés, los abuelos de sus hijos y nietos. Remarcamos algo que todos ya saben, que el gobierno dispuso el aislamiento social, preventivo y obligatorio con el objeto de salvar vidas, aún a costa de las pérdidas económicas que se ocasionarán como consecuencia de ello. Así lo transmitió el presidente en sus dos cadenas nacionales.

El contexto internacional y regional nos llega a diario. Las noticias cuentan los infectados y los fallecidos, muestran las curvas que crecen, se estancan o decrecen. La unidad que oficialismo y oposición mostraron en torno a la pandemia y cómo prepararse es hoy un activo político. Por el contrario, las disputas, divisiones y fracturas son moneda corriente en otros países. Se empieza a instalar un debate sobre roles y modelos de Estado. En los extremos, un Estado autoritario con desarrollo económico y altísimos niveles de control y vigilancia tecnológicos que le puso el freno a la cadena de contagios y contuvo al virus. En el otro, uno democrático pero que no está dispuesto a ofrecer alternativas de salud al alcance de todos, confirmando que la economía subordina a la política. No faltan los que anticipan que estamos ante un parte aguas del que surgirán alternativas políticas inéditas. Habrá que esperar y trabajar para que ello ocurra. Ni tampoco faltan los que piensan que la salud pública es un “lujo” que no podemos darnos. Por ahora, en todas partes se ponen en marcha planes de rescate millonarios para contener los efectos sobre las economías cuya contracción global, dicen, podría ser peor que la del 2009.

El país se apresta para afrontar una situación altamente compleja. Con su economía en crisis y un Estado y sus instituciones dañados. Se anticipan y se disponen todos los lugares posibles para montar hospitales y habitaciones. Se compran y fabrican respiradores artificiales. Las necesidades sanitarias y sociales son muchas. Las carencias por las que están pasando una parte muy importante de nuestros compatriotas se agrava en estas circunstancias, a nadie se le escapa eso. Las medidas más recientes son claras en señalar la prioridad que tienen los sectores más vulnerables. Asistencia sanitaria, sostén económico y ayuda alimentaria. La inversión social permite garantizar derechos básicos y llevar paz social. Ante la situación habitacional de los sectores más pobres, no salir de casa se traduce en no salir del barrio. La cantidad de gente que se acerca a los merenderos y comedores aumenta. No son sólo niños, niñas y jóvenes sino también familias enteras. Es una realidad que se extiende en los grandes conglomerados urbanos del país. Los efectos de la cuarentena le pegan de lleno también a los cuentapropistas, a los autónomos y monotributistas, a las pequeñas y medianas empresas. Es difícil hacerse el distraído e ignorar el valor que adquiere (que siempre tuvo) un Estado presente y con políticas púbicas activas. La ecuación entre economía y salud no es sencilla pero no por eso imposible. La acción del Estado si bien no elimina, contribuye a atenuar el peso de las desigualdades en momentos de tensión social creciente. Todo indica que la centralidad Estatal no es algo del pasado pisado, como algunos sectores vienen pregonando hace largo tiempo. Hoy las instituciones, con todas las precariedades del caso argentino, son (siempre lo fueron) necesarias y fundamentales. La educación y la salud públicas ponen en juego perspectivas colectivas. Y en este momento amplifican una idea muy simple: nadie se salva solo. Es evidente que no todos van a transitar esto de igual manera.

En medio de esto, las universidades estamos contribuyendo y aportando de manera diversa. A través de todos los canales institucionales existentes, se suman y articulan múltiples acciones que van desde la producción de alcohol en gel y reactivos, hasta los trámites para liberar los dominios .edu con el fin de permitir el uso gratuito de páginas y plataformas educativas.

Desde la Universidad Pedagógica Nacional estamos colaborando con el Ministerio de Educación de la Nación en la producción de una serie de cuadernos con secuencias de enseñanza y actividades para 5 millones de niños, niñas y jóvenes de los sectores sociales más golpeados. Forma parte una política destinada a sostener un espacio pedagógico con quienes no tienen acceso a la conectividad y a las plataformas. El esfuerzo conjunto entre especialistas y editores de nuestra universidad y el equipo del Ministerio hizo posible que esta primera entrega se haya terminado en tiempo récord. De distinta manera, también estamos colaborando con los ministerios de educación de las provincias.

Quiero destacar además el documento que un grupo de profesores elaboró a cuarenta y cuatro años del golpe cívico-militar, así como el audiovisual sobre un fragmento de la carta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar en el que participaron estudiantes y profesores y que fuera realizado por nuestro equipo audiovisual. Igualmente recordarles que se liberó el acceso a los libros del catálogo para hacerlo accesible durante la cuarentena.

En Unipe estamos cumpliendo con el aislamiento social, preventivo y obligatorio y seguiremos acatando las directivas que resuelvan las instancias nacionales pertinentes. Pero también estamos atentos a los escenarios que se abren. Nuestra autonomía nos compromete frente a la coyuntura actual. Cada uno desde su lugar y desde su quehacer tiene la tarea de cuidar a nuestra comunidad. A quienes tenemos la tarea de conducirla pedagógica y políticamente nos cabe una responsabilidad aún mayor.

En modo remoto, el trabajo diario continúa teniendo como prioridad la vida académica y administrativa. Ahora bien, sabemos que no es un simple continuar haciendo lo mismo pero de otra manera. Para todos nosotros el tiempo se reconfiguró. Los horarios se trastocaron. La rutina ya no es lo que era. El trabajo en casa se cruza con las demandas familiares. Atendemos virtualmente muchas consultas, nos vemos obligados a pensar nuevas maneras de resolver los problemas que llegan, a encontrar otras formas de hacer lo que veníamos haciendo. El aislamiento tampoco es un mero accidente. Impacta sobre la vida colectiva, familiar y personal. Las relaciones y la convivencia se ponen a prueba. Crece la preocupación y con ella la angustia, la ansiedad y los miedos. Los casos de violencia de género se acentúan. Tenemos que prestar atención también a eso. Por todo esto, el esfuerzo que estamos haciendo es también doblemente meritorio. Quiero destacar los rápidos reflejos y las reacciones responsables de los docentes, de los nodocentes y de los estudiantes para darle continuidad al trabajo cotidiano ante una situación inédita. Es fundamental que sigamos abriendo espacios de conversación y de escucha para llevar tranquilidad -como el que propiciaron los nodocentes a través de la dirección de Recursos Humanos-. Les pido que estemos atentos a las necesidades de todos para poder apoyarlos.

En la Unipe seguimos trabajando. Seguimos generando condiciones para que sea posible enseñar y aprender universitariamente. Es cierto que ahora lo hacemos en espacios virtuales, con sus limitaciones. Pero lo estamos haciendo atendiendo a las particularidades de cada carrera, de cada materia y de cada grupo de profesores e investigadores. Lo estamos haciendo teniendo en cuenta las características de los alumnos, de sus realidades sociales, económicas y académicas. Nuestras propuestas formativas jerarquizarán las acciones en función de los objetivos que nuestros profesores formulen. Esperamos que en cada carrera se ensayen alternativas y estrategias conforme a las características de los grupos y de sus contextos. No vamos a resignar calidad pero vamos a habilitar todas las instancias institucionales posibles para continuar la transmisión de conocimientos. Sabiendo incluso que habrá que diferir y reprogramar inevitablemente algunas otras.

Estamos en un escenario en el que cobra real dimensión la decisión que tomamos hace tiempo de hacer de la Unipe una universidad bimodal. Todos tenían desde antes de la cuarentena sus aulas virtuales disponibles y abiertas. Hoy el equipo de Unipe Digital es un pilar fundamental para transitar este proceso. Es uno de los espacios que tenemos para estar cerca. Para llegar a todos. Por ese canal, profesores y estudiantes ya recibieron las primeras consignas y herramientas para trabajar en las aulas. Confiamos en la potencialidad de lo virtual, no como una fórmula mágica o espontánea, sino como un elemento más para que los profesores puedan realizar la mediación necesaria con los conocimientos. El rol de los profesores y el lugar de la enseñanza también se acrecientan y se ponen de manifiesto en estas circunstancias.

Contamos con los Coordinadores de las carreras para potenciar la comunicación con los profesores y con los estudiantes. Para que articulen con los primeros propuestas académicas de adecuación a esta coyuntura y con los segundos el seguimiento de sus trayectorias. Cuentan ya con aulas virtuales para facilitar la comunicación y el intercambio con los profesores de las carreras a su cargo. Con ellos profundizamos el trabajo que se venía haciendo en la sede Pilar y en la extensión áulica de Derqui. Otro nexo importante con los estudiantes es la Dirección de alumnos que mantiene la atención continua frente a los requerimientos que se presentan a diario. Los Departamentos siguen adelante con las tareas académicas a cargo y los Consejos se reunirán a través de la plataforma Zoom. Las Secretarías están atendiendo cuestiones cotidianas y procesos internos, respondiendo a alumnos y docentes, monitoreando las actividades para adelantarse a las dificultades que vayan apareciendo. La administración y sus dependencias avanzan con todos los procesos que no requieren de lo presencial. Las autoridades nos reunimos asiduamente. Estamos atentos a los anuncios que se hagan desde las instancias competentes. Continuamos sosteniendo y abriendo espacios de formación y de colaboración con el Ministerio nacional y con los Ministerios provinciales, con otras instituciones y con los sindicatos. Estamos trabajando en diferentes escenarios con el fin de disponer, con tiempo y con recursos, de todo lo necesario para adaptar la realidad institucional a los vaivenes de la actual coyuntura. En función de ello, iremos acercando lineamientos para cada una de las etapas por las que estemos transitando.

Hemos armado un espacio de comunicación llamado #UnipeEnRed, para compartir información actualizada respecto a la vida universitaria en la actual coyuntura. Mantengámonos cerca, atentos a las necesidades de los otros. Seamos solidarios. Cuidemos a nuestros mayores. Continuemos trabajando. Quedémonos en el barrio. Quedémonos en casa.

Nota publicada en Contacto Pedagógico #10 (29/03/2020)