UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

ESI: historia y debates en la conquista de un derecho

OPINIÓN. El feminismo argentino tiene una larga tradición de lucha y organización, esta irrumpe en el grito de Ni una menos del 2015 y adquiere una significativa e histórica masividad en el 2018 alrededor del debate por la legalización del aborto.

Por: Celeste Mac Dougall. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa 
para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. 
Estos derechos nunca se dan por adquiridos, 
debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida.
SIMONE DE BEAUVOIR

En octubre se cumplen 14 años de la sanción de la ley 26.150 que crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI). El proceso se inició en el 2004 en CABA cuando la legislatura debatió un proyecto presentado por los entonces legisladores Diego Kravetz, Ana Maria Suppa y Florencia Polimeni. La Iglesia Católica, los sectores antiderechos y sus representantes en la legislatura como Santiago de Estrada desplegaron un sin fin de estrategias para frenar la sanción: debates en los medios de comunicación, editoriales de diarios, movilizaciones, tensaron el tratamiento y su posterior rechazo. Declaraciones en contra de la ley de la conferencia episcopal y del entonces cardenal Jorge Bergoglio quien calificó el proyecto como una iniciativa “más fascista que la que podría hacer Goebbels” construyeron un marco de ataques y violencia inusitada dentro del recinto. Afuera se desarrollaron hechos como el recordado ataque en Centro Cultural Recoleta a la obra de León Ferrari y en la conferencia brindada por Womans on Wave en el Centro Cultural San Martín.

¿Qué sucedió en todos estos años? ¿Cómo entender la aplicación parcial y deficitaria de una ley con la que todos acuerdan en su importancia y centralidad?

Una primera limitante es la aplicación federal de una ley nacional. Un estudio de Amnistía Internacional, a partir de la información brindada por el Ministerio de Educación Nacional, arroja que de las 24 jurisdicciones del país (provincias y CABA) hasta el 2017:

  • 6 cuentan con una ley propia o adhesión a la ley nacional: Buenos Aires, Misiones, CABA, Santa Cruz, Chaco, La Rioja.
  • 10 cuentan con resoluciones ministeriales: Corrientes, Formosa, Jujuy, Mendoza, Neuquén, La Pampa, Chubut, Entre Ríos, Río Negro y Córdoba.
  • 3 no poseen ningún tipo de legislación: Santiago del Estero, Tierra del Fuego, Tucumán.

En el 2018 San Juan y San Luis adhirieron a la ley nacional, Salta lo hizo en 2019, Córdoba ratificó el memorando interno con una resolución en 2019 y a principios de 2020, Catamarca. Estas últimas resoluciones son consecuencia de los debates abiertos en relación al aborto durante el 2018. Santa Fé no posee legislación: un proyecto presentado en la legislatura espera ser tratado.

Que las provincias adhieran a la ley nacional o cuenten con leyes y normativas propias no es garantía de su efectiva aplicación. La escasa capacitación en servicio de les docentes (contemplado en el artículo 10°) brindada por el Estado impacta en la falta efectiva y uniforme del derecho de les niñes y adolescentes a recibir ESI. En 2018 la demanda emanó desde las aulas: los resultados de la encuestas `Aprender´ del 2018 arrojan que alrededor del 80% de les estudiantes piden tener ESI en las escuelas.

Por otro lado, la mayoría de los profesorados del país carecen de formación en ESI, derivándose la demanda y la necesidad de formación de les docentes a cursos dictados por el Infod, algunos sindicatos o con disparidad y falta de sistematicidad por alguna jurisdicción. A su vez los pocos postítulos de ESI (como el del ISP Joaquín V. Gonzalez) superan su capacidad y tienen lista de espera de dos años.

Las negociaciones y concesiones que entonces se establecieron con la Iglesia Católica y sectores antiderechos implicaron la inclusión del artículo 5° el cual sostiene que “cada comunidad educativa incluirá la adaptación de las propuestas a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros.” Está claro que las realidades de cada provincia, barrio, escuela no son similares y deben ser tenidas en cuenta sus particularidades a la hora de dictar ESI. Esto no significa anular la posibilidad de conocimiento o que las instituciones pueden negarse a dar ciertos contenidos. Sin embargo, en los hechos se ha utilizado para ese fin.

Otro hecho sobresaliente fue la exclusión deliberada de los temas de la ESI en la ley. Fue necesario esperar al año 2009 cuando se escribieron los lineamientos curriculares, para saber de qué se trabaja dar ESI en las escuelas.

Con el artículo 5 y la supresión de los temas, una vez sancionada la ley 26.150, ese mismo año la Conferencia Episcopal Argentina publicó el “Educación para el amor” un manual destinado a docentes, estudiantes y familias donde incluye afirmaciones respecto a la naturaleza del ser hombre y mujer y su complementariedad, la heterosexualidad y la castidad como valor. La Iglesia había perdido la pulseada de la ley, pero no iba entregar todo: sus escuelas darían sus contenidos.

Según una nota publicada recientemente por Mariana Carbajal, en los Colegios Fasta se dicta ESI a partir de materiales que incluyen afirmaciones como “el lesbianismo es un despropósito, una depravación de la misma naturaleza humana”, se habla del aborto como “la matanza de los inocentes”, enseña como anticonceptivo “la castidad y los métodos de planificación natural”. Dice que usar el preservativo para protegerse del sida “es jugar a la ruleta rusa: se multiplicaran más las experiencias sexuales, persuadidos de la protección ofrecida por el profiláctico y aumentará la probabilidad de contagio” y el divorcio: “la ruina de la familia”.

Según el Observatorio de la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE) casi un 30% de les estudiantes concurren a establecimientos de gestión privada y de algunos distritos como CABA o Córdoba la matrícula de escuelas privadas es superior a la pública. Según los últimos datos del 2016 el 13,7% del presupuesto educativo de todo el país estaba destinado a subvencionar las escuelas privadas. En Córdoba la cifra asciende a 21,9%. En el otro extremo está Formosa, sólo destinó el 3%. Sólo en CABA el gobierno destina 1200 millones para financiar a las escuelas privadas. Casi el 80% de esa subvención a instituciones privadas la reciben escuelas católicas.

2018: Feminismo, reforma y aborto.

Si el feminismo argentino tiene una larga tradición de lucha y organización, esta irrumpe en el grito de Ni una menos del 2015 y adquiere una significativa e histórica masividad en el 2018 alrededor del debate por la legalización del aborto.

Durante el debate, la ESI fue mencionada en numerosas oportunidades tanto por quienes bregaban por el derecho al aborto como por quienes se oponían. El punto de acuerdo retomada discusiones supuestamente saldadas. Esgrimían como argumento que lo central era la garantía de una educación sexual focalizada en evitar y prevenir los embarazos no deseados. Se argumentaba en pos de lograr una total educación sexual antes de permitir la libre decisión sobre los cuerpos. La integralidad de los derechos estaba anulada en esos discursos. Por otro lado, quienes sosteníamos la integralidad de la garantía de derechos (ESI, aborto, salud sexual, etc.) no podíamos eludir la realidad de que efectivamente la aplicación de la ESI es deficitaria.

Según Jesica Báez y Paula Fainsod, el debate de aborto en algunas posiciones implicó un retroceso respecto de los conquistado durante 12 años. Si la ley 26.150 y sus lineamientos curriculares del 2009 (donde encontramos significativas ausencias en aspectos como la perspectiva de género, diversidad y aborto) fueron una negociación con los sectores antiderechos, a través del Consudec y su participación en el Consejo Federal de Educación; el desarrollo del programa nacional de ESI, la intervención constante y sistemáticas de docentes comprometidxs que aplicaban la ley, la conquista de derechos fundamentales como el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, etc, potenciaron el desarrollo de una perspectiva alejada de las primeras argumentaciones sobre la ESI: era necesario prevenir el embarazo y las enfermedades. Esta formulación anclada en una mirada médica de la sexualidad que pensábamos superada cobró vigor en el debate de 2018.

En las arduas negociaciones para la redacción de un dictamen (que luego fue debatido en el cámara de diputados y logró su aprobación), varios diputados introdujeron artículos y modificaciones al proyecto que la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto para garantizar su voto. Uno de ellos, José Luis Riccardo, de la UCR por San Luis impulsa la inclusión del artículo 13 que refiere a la centralidad de la ley ESI.

Esta propuesta de Riccardo se materializó en un proyecto de ley presentado días posteriores a la media sanción de la ley de Interrupción voluntaria del embarazo en la Cámara de Diputados. Atento a las demandas de más ESI, firmado además por 10 diputades radicales (Austin, Ayala, Bazze, Benedetti, del Cerro, Echegaray, Kroneberger, Marcucci, Matzen y Villavicencio) y acompañado por diputadxs peronistas y de izquierda, parte del grupo “las sororas” (alianza transversal que impulsó el debate de la ley IVE). El debate de aborto se suponía había dejado claro un punto de consenso entre todos los sectores en pugna, vinculado con el fortalecimiento de la ESI para evitar los embarazos no deseados y a partir de la evaluación de la implementación deficitaria de la ley 26.150.

La reforma apunta centralmente a la modificación del artículo 5 de la Ley. Incorpora obligatoriamente los contenidos definidos por Consejo Federal de Educación. Las jurisdicciones, instituciones pueden incorporar contenidos siempre y cuando no contradigan los contenidos obligatorios. Los contenidos fueron contemplados a partir de la resolución 340/2018 que establece tantos los ejes conceptuales de la ESI (cuidado el cuerpo y la salud, valorar la afectividad, garantizar la equidad de género, respetar la diversidad, ejercer nuestros derechos), los núcleos de aprendizaje prioritarios y los temas que se abordarán en cada nivel educativo.

En el artículo 1 fortalece el concepto de la ESI como derecho e incorpora el respeto a la diversidad sexual y de género y el carácter científico y laico de los contenidos. El artículo 2 supone la incorporación de las leyes posteriores a la sanción de la Ley ESI y que ampliaron su abordaje en relación a los derechos: ley 26.485 para prevenir la violencia contra las mujeres, la Ley 26.618 de matrimonio igualitario, la Ley 25.929 de parto humanizado; la Ley 23.364 de prevención y sanción de la trata de personas y asistencia a sus víctimas y la Ley 26.743 de identidad de género.

Por otro lado define a la ley 26.150 de orden público: lo que significa que el derecho garantizado, en este caso la ESI, prima sobre intereses particulares o sectoriales. En definitiva: el acceso a la ESI es un derecho de les niñas, niños y adolescentes, éstos son sujetos de derecho y no objeto tutelar de sus padres; por lo tanto, el estado y las instituciones educativas públicas y privadas están obligadas a dictar los contenidos contemplados en la resolución 340/2018.

Pedagogía antiderecho: el terror moral

La reacción fue apabullante. Tanto la Conferencia Episcopal Argentina como la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA) emitieran comunicados de rechazo a la reforma. En pocos días la maquinaria antiderecho se puso en marcha con una pedagogía propia. Por un lado, universalizando posiciones morales particulares y, a su vez, instalando el terror moral: los males de la sociedad son culpa de quienes no cumplen con el modelo de familia monogámica cis heterosexual. Rechazando que les niñes no son propiedad de nadie, son sujetos de derecho y el estado es el garante y bajo la consigna “Con mi hijos no te metas” en carteles rosas y celestes (reforzando el binarismo varón/mujer) desplegaron acciones en medios de comunicación y redes sociales, organizaron movilizaciones e irrumpieron en la sesión de comisiones donde se discutía el proyecto al grito de ¡degenerados de niños!”, “no homosexualicen a nuestros hijos”, “los niños necesitan una familia real”, portando, además, imágenes de vírgenes y santos.

Como analiza el colectivo Mariposas Mirabal del Observatorio Participativo de Políticas Públicas en Educación (OPPPEd), el movimiento “Con mi hijos no te metas” nace en Perú y cuenta con presencia en toda Latinoamérica, es una novedosa alianza entre sectores de la jerarquía católica y algunas iglesias evangélicas, con presencia en todos los estamentos del estado, en los medios de comunicación y con una estrategia definida en ocupar las bancas de los cuerpos legislativos de la región.

La pedagogía antiderecho establece una polarización basada en construir un enemigo externo (la invasión feminista o la ideología de género) y a la vez una homogeneización interna (niegan las diversas miradas dentro del amplio espectro de creyentes cristianos, y niegan las múltiples prácticas sexuales y familiares entre creyentes). Hasta ahora evitaban usar los términos de la teoría o estudios de género para banalizar la historia y acumulación de conocimientos de estos campos. Y retoman viejas estrategias antifeministas como la de vincularla a ideas extranjeras imperialistas, a los mandatos del FMI, e incluso hay quienes vinculan la crisis ambiental con la supuesta negación de la naturaleza por parte de las feministas. Los materiales de la escuelas Fasta se refieren a la “ideología de género” como una “verdadera extravagancia de los pansexualistas” y cuestiona al “feminismo radicalizado o extremista” que “lucha por romper con las principales cadenas que --según los laicistas-- oprimen a las mujeres: la biológica de la maternidad y la sociológica de esposa (ambas cadenas serían fruto de una sociedad machista y patriarcal)”. Se refiere a las feministas radicalizadas como “sumamente agresivas, prepotentes y gritonas” y las señala como “enemigas de la maternidad”. “En realidad, la mujer les importa muy poco. El odio --al varón, al orden natural, a la iglesia, y en definitiva, a Dios-- las ciega irracionalmente. Solo pretenden imponer mediante falacias y violencia (ideológica, ya sea verbal o física), un modelo de sociedad donde la dignidad de la persona humana se trastoque por el más grotesco permisivismo”. Dice además que los movimientos feministas pretenden “que la mujer sea otro hombre y por venganza o revanchismo, cambie la sociedad de machista a feminista, es decir, de un extremo al opuesto”. “El feminismo radical busca que la mujer pueda librarse de todo límite moral, de cualquier compromiso u obligación y --si apareciera-- de ese molesto intruso que se alojó en sus entrañas”.

Durante el 2018 asistimos también en el nivel más capilar, en las escuelas, a retrocesos: denuncias a docentes por portar el pañuelo verde o cartas de familias solicitando la suspensión de todo contenido de ESI, como sucedió en Tierra del Fuego.

El dictamen perdió estado parlamentario, nunca llegó al recinto para ser debatido y sancionado. Los antiderechos reaccionaron de manera organizada, en las calles, en los medios de comunicación, en las redes sociales y con sus representantes ocupando bancas en el Congreso Nacional. Quedaron demostradas dos aristas del problema: por un lado la imperiosa necesidad del acompañamiento social de la sanción de las leyes y por el otro lado la hipocresía de quienes afirmaban que la ESI era la solución a los “dramas de la sexualidad” para oponerse a la sanción de la ley de IVE.

Pedagogías feministas: una ética del cuidado

La ESI se nutre de la lucha feminista y viceversa. Es impensada una ley, su aplicación y el desarrollo de contenidos sin los debates y acciones que el feminismo desplegó durante su historia de lucha. Es impensado también el impulso y la incorporación de jóvenes a la lucha feminista sin la acción de muchísimas docentes en las aulas dictando contenidos de ESI. Quienes redactaron el manual de la escuela Fasta lo saben, quienes se oponen a la perspectiva de género (que ellos llaman “ideología”) también. Ante la pedagogía antiderecho: pedagogía feminista; ante el terror moral, una ética del cuidado.

La pedagogía antiderecho reacciona no sólo a la perspectiva de género, reacciona a la pedagogía feminista. ¿Qué entendemos por pedagogía feminista? Para empezar y como sostiene Diana Maffía “para que alguien se pueda denominar feminista, se necesita una praxis feminista: poner nuestra acción al servicio de no reproducir ni que se reproduzcan estas situaciones de subordinación en el ámbito en que nos toca desenvolvernos. El ámbito no es heroico, es el de la vida cotidiana”. La vida cotidiana de las docentes es la escuela y la relación que mantenemos día a día con les estudiantes, con nuestrxs colegas.

¿Por qué hablar de perspectiva feminista y no de género? Como sostiene Alejandra Ciriza la noción de género si bien es útil en orden a algunas intervenciones prácticas, soslaya la cuestión del sujeto político y la articulación entre teoría y política feminista. La asunción de una posición feminista es una apelación a la primacía de la política sobre la teoría, una apuesta a la rearticulación entre teoría y praxis, a la memoria fragmentaria de aquellas y aquellos que no han elegido las condiciones para hacer la historia, pero la hacen. Hacer referencia al feminismo evoca nuestras genealogías, nombra nuestras ancestras, recuerda las formas determinadas, fragmentarias, precisas de las contiendas pasadas.

Según Irene Martinez y Alicia Bernardos la pedagogía feminista busca una ruptura con las categorías identitarias hegemónicas, pretende construir identidades sin jerarquías ni dicotomías, por tanto, la transformación social es un objetivo explícito. Se nutre del aprendizaje experiencial que nace de grupos no hegemónicos que no están presentes en las instituciones y se asienta sobre una ética del cuidado. bell hooks afirma que la pedagogía feminista es la construcción de una educación humanista - antirracista, antisexista, antihomofóbica, etc. - que reconozca las peculiaridades del individuo y que garantice la voz de los estudiantes. Y como sostiene Yuderkys Espinosa desde el feminismo decolonial, incorpora intersección de los distintos conflictos de sexo/género, clase, raza. En los territorios donde trabajamos les docentes es imposible pensar la problemática solamente en términos de oposición al patriarcado, dado que las condiciones capitalistas son fundamento de un sinnúmero de desigualdades donde se entrecruza un entramado de vulnerabilidades y subalternidades complejas.

Ante el terror moral proponemos una ética del cuidado. La escuela es el lugar donde es posible construir otros sentidos y hacer que esa institución se transforme en lugar de contención y de acción en la construcción de otras realidades. Quienes hace años sostenemos y garantizamos la ESI en cada territorio, en cada escuela, en cada aula sabemos que eso es posible. Joan Tronto dice que una ética del cuidado es nada más que un conjunto de sensibilidades que todas las personas morales deberían desarrollar, junto a la sensibilidad ligada a la justicia. La ética del cuidado, lejos de asociarla a un imperativo natural de las mujeres, lo resignifica. El cuidado no forma parte de muchas teorías políticas, pero propone ponerlo en el centro: la ética del cuidado es la mejor crítica al capitalismo; porque pone en relieve la falacia que el mercado es la manera de entender la vida humana.  En palabras de Bifo Berardi asistimos a una “deserotización” de la vida cotidiana: el fundamento de la ética no está en las normas universales de la razón práctica, sino en la percepción del cuerpo del otro como continuación sensible de mi cuerpo: la conciencia del hecho de que tu placer es mi placer y que tu sufrimiento es mi sufrimiento. La empatía. Si nosotros perdemos esta percepción, la humanidad está terminada; la guerra y la violencia entran en cada espacio de nuestra existencia y la piedad desaparece. La piedad está muerta porque no somos capaces de empatía, es decir, de una comprensión erótica del otro.

Por otro lado, la ética del cuidado se vincula con la ética ambientalista. Las estructuras conceptuales de dominio de la mujer y de la naturaleza se plantean en término de dualismos valorativos jerárquicos, opuestos y excluyentes: razón/emoción, cultura/naturaleza, mente/cuerpo, humano/animal, masculino/femenino. Históricamente, todo aquello que se ha asociado a la naturaleza, a la emoción, a la mujer, a lo animal y a lo corporal se ha considerado inferior a lo que se ha vinculado con la cultura, la razón, el hombre, lo humano y la mente. Así, el feminismo y el ecologismo pretenden una deconstrucción de estos dualismos, poner de manifiesto la forma en que operan estos marcos conceptuales opresivos.

Quienes se oponen a la ESI, se oponen a la libertad. Como sostuvo Ofelia Fernández, con 18 años, durante el debate del 2018 “lo único más grande que el amor a la libertad es el odio a quien te la quita”. Necesitamos más pedagogías feministas para educar en el placer y la libertad basadas en una ética del cuidado de nosotres, de los otres y de la naturaleza, la búsqueda erótica del otre para desarrollar la empatía y devolvernos la humanidad.

Sobre la Autora
Celeste McDougall es docente feminista y especialista en Educación Sexual, miembra de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto  Legal Seguro y Gratuito.

Fuente: https://elpaisdigital.com.ar/contenido/esi-historia-y-debates-en-la-conquista-de-un-derecho/27573