Viajamos en tren a la Casa de Sábato en Santos Lugares, provincia de Buenos Aires. Todavía no son las tres de la tarde. Hay una fila desorganizada de visitantes a lo largo de la reja. Del otro lado, un jardín también desorganizado, con una magnolia y araucaria de altura edilicia y capas geológicas de hojas en el suelo. En un claro hay un banco, y nos sorprende la rueda de madera de un sulky, auténtico ready made conurbano. Detrás de la vegetación, se asoma la casa.
“Pasen, quédense por acá que les voy a contar algo”, quien nos abre la puerta es Luciana, la nieta de Sábato. Junto a su hermano Guido transformaron la casa de los abuelos en un museo vivo. Sábato, todos dicen Sábato: hay apellidos que se despojaron del nombre, pienso. Borges, Cortázar, Pizarnik, han abandonado a Jorge Luis, Julio, Alejandra. Sin embargo, su nieta preserva el Ernesto.
La visita guiada de Luciana nos conduce por el interior de la casa, que era del productor de cine argentino Fernando Valle, y por el interior del relato familiar. La acompañan las imágenes documentales de su papá Mario Sábato, director de cine. En cada ambiente -Luciana es arquitecta-, vuelve espacio momentos de la vida de su abuelo.
Nació en Rojas, se doctoró en La Plata en ciencias físico-matemáticas, conoció allí a Matilde su compañera de toda la vida, como militante del Partido Comunista viajó a Europa, compartió noches con los surrealistas en París, tomó clases con Einstein, abandonó una carrera científica promisoria para dedicarse a la literatura, y escribió dos informes fundamentales El informe sobre ciegos y el Nunca más, informe de la CONADEP. Con sus 99 años vividos, es posible narrar todo el siglo XX.
Excepto el sótano donde vivía Valle, que durante la dictadura fue refugio para exiliados y del propio Sábato, recorrimos toda la casa. La biblioteca, el escritorio con un mueble hecho a medida para la máquina de escribir, sus discos y el atelier donde pintó los últimos años de su vida.
Durante la visita nos acompañó la mirada ciega de una estatua, personaje del Parque Lezama y de Sobre héroes y tumbas, apostada en el jardín del fondo. A diferencia del silvestre del frente, que respondía a la voluntad de Sábato, este estaba bajo el cuidado de Matilde.
Idea y conducción: Marcos Perearnau. Producción: Juan Carrique. Edición: Diego Skliar. Departamento de Humanidades y Arte, y Secretaría de Extensión y Bienestar. Comunicación: Jorge Pérez. Coordinación general: Mariano Fontao.
Agradecimientos: Patricia Bargero, Giselle Rodas, Edgar Zutton, Mariano Molinari.