UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

¿Quién fue Gregorio Weinberg?

Sus aportes a la educación en Latinoamérica hoy son más valorados que nunca. Como editor acercó a los lectores argentinos textos esenciales de política, economía y filosofía.

 

En un período dilatado de tiempo la Argentina fue pródiga con sus hijos. En las décadas que recortan el segundo tercio del siglo XX, existieron en el país alternativas para el ascenso individual, grupal y colectivo. Ese contexto explica el derrotero de figuras que de otro modo no podrían haber desarrollado su vocación y elecciones personales. Es en ese período de tiempo cuando varios intelectuales lograron realizar una acumulación de capital intelectual y productivo que administraron y expandieron en diversos aportes, en las décadas que siguieron al punto de inflexión que significó, en todos los órdenes, la irrupción del poder militar a mediados de los años setenta.

Gregorio Weinberg fue una de estas figuras. En lo que sigue buscaremos presentar de manera sintética la trayectoria vital del personaje, recuperando algunas de sus facetas sobresalientes como editor, historiador y educador.

Este trabajo se hace necesario, ya que si la Argentina fue escenario de amplias posibilidades para el despliegue de una iniciativa cultural casi ilimitada para quienes tuvieran el deseo de publicar, enseñar o escribir, poco a poco se van saldando las deudas de reconocimiento a estas figuras. Gestos simbólicos como la imposición de su nombre a la sala de lectura de la Biblioteca Nacional realizada en el año 2006 o la reedición de parte de su obra de manera reciente van compensando una relación siempre conflictiva con la memoria de sus pensadores.

El hecho resulta paradojal, si tenemos en cuenta la recuperación y uso que se hizo y se sigue haciendo de figuras de la talla de Weinberg en otras geografías culturales, incluidas las de países centrales de habla hispana.

La trayectoria

Gregorio Weinberg nació en el seno de una familia inmigrante el 20 de noviembre de 1919. Sus padres fueron León y Sara, de ascendencia judía y originarios de Ucrania. En su niñez la familia se instaló en Guardia Escolta, Santiago del Estero, donde vivieron casi veinte años.

A mediados de los años treinta, se instaló definitivamente en Buenos Aires. Weinberg completó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Nicolás Avellaneda y luego comenzó la carrera de abogacía en la Universidad Nacional de La Plata, sin completarla. Contrajo matrimonio con Agustina Marchevsky y tuvo tres hijos: Pedro Daniel, Fanny Silvia y Liliana Irene.

Alrededor de los veinte años comenzó a colaborar con críticas y reseñas en “Correo Literario” y como asesor de la naciente editorial Lautaro, a cargo de Sara Maglione de Jorge. Si bien escribió el prólogo a la obra de Monteagudo para la Biblioteca del Pensamiento Argentino, la primera colección en la que participó activamente desde su concepción y diseño fue la de “Tratados Fundamentales” de ese sello; el objetivo era promover la publicación de obras clásicas que, en su mayoría, se traducían al castellano por primera vez. Estaban orientadas al campo filosófico y antropológico y se contaba con la colaboración de Manuel Sadosky. Desfilaron por allí autores tales como Bacon, Voltaire, Locke, Spinoza, Kant, Levy Bruhl, Gordon Childe, etc. Otra colección animada por Weinberg fue “Estudios y Ensayos” dedicada a las ciencias sociales. Una tercera, “Crítica y polémica”, estuvo dedicada al debate de ideas. En otro orden, haciéndose eco de las novedades de la posguerra, concretó, por primera vez en lengua no italiana, la publicación de las “Cartas de la cárcel” de Antonio Gramsci, y una de las primeras traducciones a nuestro idioma (si no la primera) de una obra del filósofo francés Henri Lefebvre.

En el ámbito de la difusión popular impulsó la colección de bolsillo “Pingüino”, primera de su tipo en el país, en convenio con la casa inglesa: se tradujeron decenas de títulos y a la vez se incluyeron autores locales como Horacio Quiroga, con una venta récord para la época. Entre los años 1948 y 1949 por encargo de la Editorial realizó lo que significó para él un viaje iniciático por diversos países de América. Si bien el propósito de su misión era difundir y promover el fondo de la editorial, de esa forma conoció la producción artística y cultural de esos pueblos; sus ancestrales tradiciones y las arraigadas costumbres; trabó amistad con intelectuales y artistas; visitó las universidades, museos y otros espacios culturales. Los escritores, las librerías y las imprentas fueron hitos de su paso por México, Guatemala, República Dominicana, Cuba, Costa Rica, Panamá, Venezuela, Colombia, Perú, Chile, entre otros países.

Tras recibir censuras oficiales de distinto orden, pasó a revistar en la misma función en la Editorial Hachette. Además de realizar tareas de traducción e identificación de títulos para colecciones de Filosofía, Vidas cotidianas y otras, dirigió de manera personal la mítica colección “El Pasado Argentino”, que comenzó a publicar obras vinculadas a la memoria cultural del país en el año 1954. En la estela de las colecciones de Ingenieros y Rojas, entre los autores significativos aparecían clásicos del siglo XIX como Mitre, V. F. López, Mansilla, Sarmiento, etc. y del siglo XX como Martiniano Leguizamón, Gerchunoff, Rojas. A ello agregó, como aporte original y propio, las crónicas de viajeros ingleses (Parish, Hinchliff, Mac Cann, Miers, Un Inglés), literatura de frontera (Álvaro Barros, Manuel Prado, Zeballos), relatos sobre la Patagonia (Falkner, Musters, Perito Moreno), figuras ligadas a géneros considerados menores hasta entonces, como Eduardo Gutiérrez, Arlt, el sainete, el cancionero tradicional. Y además, autores nacionales y extranjeros que se convertirían en clásicos de la historiografía argentina: José Luis Busaniche, Scobie, Burgin y Ferns. Con el tiempo, y sumadas las obras publicadas con posterioridad en los sellos Solar y Taurus, la colección completaría casi cien títulos.

Simultáneamente, en esos años también se vinculó a la Revista “Imago Mundi” y a la Editorial Raigal, publicando allí un estudio preliminar sobre el pensamiento económico de Manuel Belgrano, otro sobre los debates parlamentarios que llevaron a la sanción de la Ley 1420 de la Educación Común y un aporte fundamental como presentación de la obra “Escritores coloniales americanos” de Juan María Gutiérrez. Por sus antecedentes y colaboraciones integró el consejo de redacción de la “Revista de Historia” (1957/1958) que dedicó números monográficos que marcaron una época: unitarios y federales, la revolución del 90, la revolución del 30.

Fuente: https://noticias.perfil.com/noticias/opinion/quien-fue-gregorio-weinberg.phtml