UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

Hernán

Hernán

María José, estudiante de la Especialización en Educación, Políticas Públicas y Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes comenta de las caracteristicas de la cursada virtual, mencionando las distintas posibilidades que ofrece el campus de la UNIPE.

Fuente: https://www.perfil.com/noticias/educacion/la-unipe-realiza-una-encuesta

La investigación pretende construir un relevamiento nacional, sobre los distintos niveles educativos y los distintos actores involucrados, acerca de cómo se llevan adelante las prácticas de enseñanza y aprendizaje en el contexto de suspensión de clases presenciales.
La Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE), a través del Observatorio 
Interuniversitario Sociedad Tecnología y Educación (OISTE), se encuentra realizando una
 investigación destinada a construir un relevamiento nacional, sobre los distintos niveles
 educativos y los distintos actores involucrados, acerca de cómo se llevan adelante los
 procesos de enseñanza y aprendizaje en tiempos del aislamiento social preventivo y
 obligatorio (ASPO).
A través de una encuesta que buscará llegar a 15000 docentes de todo el país, la 
iniciativa del OISTE se realiza con el objetivo de obtener un mapeo de la “regularidad
 educativa” construida a partir del día 15 de abril con la finalidad de poder aportar 
insumos para apoyar el diseño de políticas educativas basada en la experiencia 
tecnosocial del ASPO.
“Desde la Universidad Pedagógica Nacional frente a la suspensión de la cotidianeidad
 escolar y ante los múltiples ensayos por intentar sostener las aulas, como docentes e 
investigadores construimos una encuesta en línea autoadministrada, con el objetivo de 
identificar en “vivo” cómo se llevan adelante los procesos de enseñanza y aprendizaje 
en tiempos de aislamiento social preventivo y obligatorio”, expresó el profesor 
investigador de la UNIPE, Fernando Bordignon quien coordina el estudio junto con la investigadora del CONICET, Lucila Dughera.
Vale destacar que el OISTE fue creado por la Universidad Nacional Pedagógica (UNIPE) en conjunto con 
la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ) y la Universidad Nacional de San 
Martín (UNSAM) con el propósito de investigar y debatir la educación argentina en el
 contexto de los cambios multimodales que transita el mundo, así como también 
identificar los saberes propios de nuestra época y explorar alternativas pedagógicas 
acordes.
Según muestran avances preliminares de la investigación en el nivel medio, los resultados dan cuenta de
 que “Nuestra nueva rutina, recluidos en nuestro hogar, demanda la continuidad de
 ciertos hábitos relacionados con nuestro trabajo, educación, entretenimiento y diálogo 
con los afectos, entre los más requeridos. Las plataformas para videollamadas y
 conferencias son las que han ingresado en los hogares con más fuerza, abriéndose 
camino por sobre el chat de voz”, señalan los investigadores.
“En las respuestas se observa que casi la totalidad de los encuestados manifiesta que
 existe un aula “en marcha” en este período. Ya sea porque se ha desarrollado con
 recursos en papel que se complementan con otros recursos digitales, o solamente con 
recursos digitales provistos por los docentes o incluso a través de un aula virtual que el
 propio docente ha diseñado, habita y gestiona”, agrega Bordignon.
Sin dudas, son múltiples los desafíos para la educación en el contexto actual y poder analizar cómo se está desarrollando este proceso es clave para definir nuevas estrategias para la vuelta a las clases presenciales y para el futuro. La encuesta se encuentra disponible y los interesados en participar pueden completarla en https://forms.gle/oqc8xEXCzUzXoE9A8

En el marco del ciclo de conferencias de extensión realizadas por la UNIPE y el Municipio de Pilar, se llevó adelante  de modo virtual el encuentro “La Escuela en modo remoto: Prácticas que emergen en tiempos de aislamiento”, a cargo de los docentes de UNIPE Patricia Ferrante y Manuel Becerra.

Este ciclo de encuentros tiene como objetivo profundizar lazos y compartir experiencias sobre la labor de los docentes, directivos y profesores, que se pusieron al hombro la tarea de seguir educando a distancia en el marco del aislamiento por la pandemia.

Compartimos el #80 con la tercer entrega del año del Le Monde Diplomatique (Edición Cono Sur), Suplemento "La Educación en debate".


En éste número: “Los desafíos de digitalizar el aula", tendremos las opiniones de: Patricia Ferrante, Docente, investigadora y coordinadora de UNIPE Digital y del Área de Cultura de FLACSO Argentina; Mercedes Leal, Directora del INFOD; Daniela Pace, Directora; Lucero Diacakis, estudiante; y Samanta Moll, docente.
Recuerden que pueden descargar el número completo, de manera gratuita, a través del siguiente link: https://editorial.unipe.edu.ar/la-educacion-en-debate

Fuente: https://www.pilardetodos.com.ar/secciones/noticias/educacion

Apuntan a que los maestros puedan compartir experiencias y reflexionar sobre cómo vive la escuela esta situación excepcional derivada de la pandemia. Las primeras dos fechas de este ciclo tendrán lugar la semana próxima.
El Municipio de Pilar, a través de la Subsecretaría de Educación, inicia junto a la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE) un ciclo de capacitaciones virtuales destinadas a que los docentes puedan compartir experiencias y reflexionar sobre cómo vive la escuela esta situación excepcional derivada de la pandemia. Las primeras dos fechas de este ciclo tendrán lugar la semana próxima.
De esta forma, se apunta a poner en común el modo en que los docentes están transitando esta experiencia inédita, en la que se ven convocados a sostener el vínculo con sus estudiantes. La primera convocatoria de los Cursos de Extensión, titulada “Encuentro de Reflexión en la Práctica Docente”, está destinado a docentes y directivos de escuelas primarias, secundarias e institutos de formación. Se realizará el martes 5 de mayo de 17 a 19 horas y será coordinado por los profesores de UNIPE Patricia Sadovsky, José Antonio Castorina y Norberto Liwski. Las personas interesadas deberán inscribirse en shorturl.at/ciBPZ.
En tanto, el segundo encuentro, “La Escuela en modo remoto: Prácticas que emergen en tiempos de aislamiento”, se realizará el jueves 7 de mayo a las 18 horas. Estará a cargo de los docentes de UNIPE Patricia Ferrante y Manuel Becerra. Las personas interesadas en participar tienen que inscribirse en shorturl.at/dfkDP.
“La educación es para nosotros desde el primer día una prioridad, y es fundamental estar presentes como Estado junto a la comunidad educativa en este contexto tan difícil. Las 1.500 netbooks de Conectar Igualdad acompañarán a muchísimos chicos y chicas pilarenses a seguir aprendiendo desde casa, y así como estamos junto a los alumnos es también muy importante darle todo nuestro apoyo a los docentes en este proceso. Este ciclo de capacitaciones permitirá profundizar lazos y compartir experiencias sobre la labor de nuestros maestros, directivos y profesores, que se pusieron al hombro la tarea de seguir educando a distancia; tarea en la que desde el Estado los seguiremos acompañando”, dijo el intendente Federico Achával.
Por su parte, el Subsecretario de Educación, Damián Espíndola, agregó: “Nos parece muy valioso que en estas circunstancias tan excepcionales como la pandemia y el aislamiento social, los docentes podamos reflexionar sobre nuestra práctica, desafíos, temores o experiencias exitosas. Por eso junto a UNIPE decidimos ofrecer estos primeros encuentros para comenzar a pensar entre todos y todas esta forma de hacer escuela y los vínculos con las familias y estudiantes”.
Cabe señalar que se trata de actividades gratuitas, y se entregará certificado de asistencia a quienes participen.

Fuente: https://www.perfil.com/noticias/opinion/coronavirus-educacion-virtual-mas-alla-pandemia-covid19

En estos tiempos de cuarentena el sector educativo tuvo que adaptarse a las necesidades de docentes y alumnos para continuar con el proceso de aprendizaje. Desafíos actuales y futuros.

Patricia Ferrante*

El Covid-19 obligó a repensar en poco tiempo pero con máxima urgencia todos los sistemas de lo común: el espacio público, las instituciones de la salud, la educación. La interrupción de la vida con el afuera, nuestra vida pública y también privada, implicó una serie de reacciones veloces que montaron una continuidad en la excepción. ¿Cómo seguir con la escuela, con la universidad, con la formación docente en tiempos de pandemia?
Las escuelas y la mayor parte de las universidades, públicas y privadas, diseñaron con destreza y sin tiempo para el shock modos de estar presentes en la ausencia. Allí está toda la tecnología puesta en juego para sostener el encuentro entre docentes y alumnos, entre instituciones y personas: grupos de whatsapp de madres y padres que comparten tareas y se avisan cuándo entregan los bolsos de comida; páginas de Facebook con actividades e intercambios; el Google ClassRoom extendido en los diferentes niveles; plataformas de educación a distancia; campus virtuales; encuentros por video conferencia; audios, videos, textos que van tejiendo este modo de hacer escuela tan particular.
En estas estrategias acompañan planes “maestros”, como Seguir Estudiando, una iniciativa multiplataforma —internet, papel, radio, TV—para distribuir contenidos educativos por nivel que, a su vez, dialoga con el curriculum.


La educación post coronavirus
Sin dudas, este mes de pandemia confirma algunas cuestiones y plantea nuevos desafíos. En primer lugar, es una verdad rotunda y dolorosa que estamos desigualmente conectados y la interrupción de Conectar Igualdad agravó el escenario, porque son muchos los hogares donde no hay computadora y eso limita las posibilidades de trabajo de miles de alumnos.
Los celulares, de pre o post pago, son los dispositivos que más se usan y cualquier instancia de educación que se diseñe como virtual tiene que tener eso en cuenta. A veces es la única forma de estar en contacto, de responder una consigna, de participar.
Más allá de los modos de conexión, es más claro que nunca que el trabajo docente es irreemplazable y necesitamos revalorizarlo
Más allá de los modos de conexión, es más claro que nunca que el trabajo docente es irreemplazable y necesitamos revalorizarlo.Es más claro que nunca que también que las instituciones ponen en juego cuestiones que no pueden ser reemplazadas sin más por la virtualidad. Aún en circunstancias adversas, son los y las docentes los que se pusieron al hombro la presencia de la escuela en los hogares, a veces con más y a veces con menos apoyo institucional. Vemos experiencias en todo el país acerca de cómo maestros y profesores siguen ocupando un espacio diario en la vida cotidiana de niñas, niños y jóvenes tanto con tareas académicas como sumando una voz autorizada que pide que nos cuidemos, que no salgamos. Nos queda por pensar cómo, a la distancia, podemos generar una relación con el conocimiento que de ninguna manera se limita a la resolución de actividades. Pero eso es algo sobre lo que tendremos que empezar a cuestionarnos. Lo común, ese tema que siempre enseñó la escuela, hoy también es eso.
Emergió, asimismo, el desafío de ecualizar lo que se hace, lo que se puede hacer, en una circunstancia extraordinaria. Es posible que luego de cierta fiebre híper activa de la primera semana de aislamiento —con propuestas de todo tipo, pedidos de más o menos tareas y enormes expectativas para con la vida en pantalla— hayamos confirmado todos que el bombardeo de actividades no sirve, en ningún sistema. La cantidad no confirma más ni mucho menos mejor trabajo. Muchos tecno gurúes viven días de gloria recomendando contenidos y recursos que tomaría años enteros si quiera poder ver antes de usar. El ojo curador, en estos tiempos, es quizás más importante que el productor: decidir qué usamos y para qué es mucho más relevante que la distribución compulsiva de cientos de cosas.
Por otro lado, quienes no habían entrado nunca en el universo de la educación virtual, detectaron muy rápidamente que la virtualidad no funciona si se piensa como una presencialidad de otro tipo. No es un como si. Es otra lógica y requiere pensarse desde otro lugar. Incluso con plataformas de video conferencias que nos permiten encuentros sincrónicos y multitudinarios, los encuentros que se producen son específicamente virtuales, lo que no quiere decir que no estemos compartiendo este tiempo cada uno desde su espacio.Seguramente este trayecto tan extraño va a dejar aprendizajes en ese sentido.
Constatamos, sin embargo, que la educación virtual es una experiencia muy extendida sobre todo en el nivel superior y universitario. La mayor parte de las universidades tienen sus propios campus, y decidieron dar continuidad en esos espacios a las clases ya comenzadas o, directamente, iniciar el cuatrimestre en la virtualidad. Docentes con o sin experiencia en estos menesteres se pusieron a hacer clases por Zoom articuladas con consignas de trabajo que se resuelven de modo remoto. Estas y otras formas más o menos multimodales están sosteniendo cursadas en todo el país, rediseñando lo que requiere presencialidad (prácticas en escuelas o en hospitales, entregas de maquetas, entre otras prácticas más difíciles de virtualizar) pero confirmando que hoy la educación virtual es una modalidad valiosa y de calidad.


Coronavirus y sistema educativo: la necesidad de acelerar un cambio cultural
Resulta tentador (o tal vez sea un impulso de esperanza) pensar en cómo será el mundo después de esta pandemia: cómo y cuándo vamos a volver, a qué espacios y con qué cuidados, cómo va a haber cambiado todo, a qué “normalidad” volvemos. Algo es seguro, nuestra “normalidad” no será la misma de antes. Como en otras instancias de lo público, la educación también habrá mutado, aprendido e integrado saberes, desde la gestión de una crisis sin precedentes hasta la invención de formas de seguir juntos enseñando y aprendiendo, aún en la distancia.


*Coordinadora de UNIPE Digital.

 

La docente Verónica Cruz comenta que se encuentran llevando adelante el trabajo de formación con los recaudos necesarios para que sea un trabajo productivo, a partir de las distintas condiciones de partida de cada estudiante.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-escuela-cerrada-costos-pedagogicos-desiguales

Por: Emilio Tenti Fanfani*
La experiencia indica que todas las catástrofes, tanto las naturales, como las sociales ( el Covid-19 combina ambos factores) perjudica más a los desposeídos. Eso sucede con los terremotos, las inundaciones, las sequías o las crisis económicas y financieras. Los que más pierden son los que menos tienen. Esto pasa en el caso de la suspensión generalizada del servicio educativo en casi todo el mundo.


Esta experiencia inédita hace evidente realidades que en tiempos normales no se ven a primera vista:
. En la escuela las nuevas generaciones aprenden cosas que la familia no puede enseñar, porque no tiene los recursos necesarios para hacerlo, en primer lugar la competencia pedagógico/profesional y en segundo lugar el tiempo y otros recursos didácticos. Ojalá que la emergencia nos recuerde que hay cosas importantes que solo se pueden aprender en esas instituciones especializadas que llamamos escuelas, colegios o universidades.
. La emergencia también permite tomar conciencia que la escuela no solo enseña, sino que también cuida de los niños y adolescentes, función que en una etapa anterior del desarrollo de nuestras sociedades correspondía a la familia y en especial a las madres. Cuando la escuela suspende su funcionamiento, la mayoría los niños quedan "abandonados a su suerte", ya que la mayoría de las madres se han incorporado al mercado de trabajo. Este fenómeno es particularmente relevante en las familias de los sectores populares. Esta constatación debería servir para valorizar el papel multifuncional de la escuela en los procesos de reproducción social.


El reconocimiento social del valor de la escuela debería favorecer un plan de inversión en su estructura física con el fin de garantizar un piso común de calidad e higiene del edificio escolar, objetivo pendiente en el sistema educativo nacional. Al mismo tiempo habrá que aprovechar la ocasión para mejorar los mecanismos de comunicación entre los ministerios, las instituciones escolares y las familias para potenciar el diálogo y la interacción entre estas instancias. Lo que se tuvo que hacer por necesidad deberá potenciarse y mejorarse en tiempos normales.


La situación excepcional que vive el mundo obligó a las instituciones y agentes escolares a desarrollar una oferta de educación a distancia, la mayoría de las veces en forma apresurada y con recursos insuficientes e inadecuados. El Estado argentino, en sus diversas instancias, desde los ministerios de educación a las propias instituciones desplegó una serie de iniciativas tendientes a ofrecer oportunidades de aprendizaje a través del uso de las nuevas tecnologías de enseñanza con el fin de garantizar una cierta continuidad en el trabajo escolar.


La necesidad de actuar en forma rápida obligó a utilizar diversos recursos disponibles (plataformas, medios masivos de comunicación, interacción directa de los docentes con sus alumnos usando distintos dispositivos, etc.). En muchos casos las circunstancias obligaron a improvisar, ya que no había tiempo para programar, desarrollar y luego implementar programas específicos. Más allá de estos esfuerzos dignos de apreciación, las condiciones objetivas conspiran contra los intereses de aprendizaje de los sectores sociales más desfavorecidos.


Es probable que para estos sectores lo más oportuno sea ofrecer materiales (audiovisuales, impresos, etc.) de interés para adultos, niños y adolescentes con el fin de fomentar la lectura recreativa, desarrollar el gusto por la misma, así como la realización de juegos. En relación con esto, sería bueno divulgar las 10 cosas que el pedagogo italiano Francesco Tonucci sugiere hacer a los padres con sus hijos. Cosas simples (como cocinar juntos, explicar cómo funciona el sistema eléctrico de la casa, construir muñecas o pelotas de trapo, reconstruir la historia familiar revisando un álbum de fotografías, leer juntos un periódico o un cuento, etc.) que "educan" más allá del curriculum escolar cuyo cumplimiento tanto desvela a muchos pedagogos formalistas. La emergencia obliga a utilizar la imaginación para darle una dimensión educativa a múltiples objetos, procesos y experiencias que se pueden vivir en el interior del hogar o en el barrio (allí donde en verdad no existe una vivienda digna de ese nombre).


El tiempo que vivimos nos debe inducir a reflexionar porqué las nuevas generaciones se sienten más atraídas por los ambientes virtuales que por los reales. ¿Por qué nos cuesta tanto que nos atiendan en la casa y en las aulas y dejen de lado su celular? La actual obligación de recurrir a la realidad virtual debería convertirse en una oportunidad para aprovechar sus potencialidades en el plano de la realidad, tan propicia para la creación, la modelación, la transformación, capacidad que muchas veces no tiene la realidad escolar preacondicionada, regulada, programada para recorrer un camino con etapas preestablecidas de desarrollo de determinadas competencias evaluables. En este sentido la emergencia puede ser una oportunidad para repensar la realidad escolar con sus tiempos y espacios fragmentados entre aulas, grados, materias, horarios preestablecidos, etc. etc. Estos son momentos en que ciertas transformaciones que en tiempos normales tardan mucho tiempo en concretarse, se pueden precipitar por la fuerza de la necesidad. Pasada la emergencia, habrá que analizar qué pudimos aprender de la improvisación, qué cosas debemos perfeccionar, qué cosas retener, qué cosas rescatar y cómo articular la realidad espacio-temporal de la escuela con las posibilidades que ofrece la realidad virtual.


Más allá de lo que se hace y pueda hacer en estas circunstancias y la creatividad desplegada por padres de familia, maestros y niños, es preciso ser realistas. Una vez más, los más perjudicados son los sectores desposeídos, ya que en su caso se conjugan dos pobrezas, la pobreza de la oferta de educación a distancia y la pobreza de los necesarios recursos familiares, de diverso tipo como el espacio habitacional precario, el hacinamiento, los ambientes insalubres e inseguros, la pobreza o ausencia de equipamientos tecnológicos, la conectividad a internet, el nivel clima educativo del hogar, la presencia de los adultos y su disponibilidad de tiempo para acompañar las actividades escolares de los niños y adolescentes, etc.
El sistema escolar también tiene sus amplias zonas de pobreza. Según un informe reciente del Banco Mundial que usa datos del programa PISA (2018), poco más de la mitad de los sistemas educativos encuestados dijeron que la mayoría de los estudiantes de 15 años están en una escuela sin una plataforma efectiva de apoyo de aprendizaje en línea. Este es el caso en todos los países participantes de América Latina y el Caribe. Por otra parte también existen limitaciones por parte de los docentes, ya que en la Argentina en opinión de los directores sólo el 55% de los docentes tienen "recursos profesionales efectivos para aprender cómo usar dispositivos digitales".


El mismo informe del Banco Mundial reconoce que existe una fuerte asociación entre los recursos tecnológicos y humanos del sistema escolar y el nivel socioeconómico de los alumnos. Esto implica que quienes más perderán en materia de aprendizaje serán los que ocupan las posiciones más desfavorecidas en las distribuciones de recursos sociales estratégicos tales como la propiedad, el ingreso, el poder y el conocimiento. Desde ya habrá reflexionar sobre el tiempo de post-emergencia y redefinir las políticas educativas tendientes a fortalecer la escuela pública para dejarla en mejores condiciones para contrarrestar la fuerza de las inercias que tienden a reproducir las desigualdades sociales de todo tipo que presenta la sociedad argentina actual.

*Profesor e investigador de la UNIPE, Universidad Pedagógica Nacional.

 

Escúchame entre el ruido

prensa Viernes, 24 Abril 2020 00:15

Fuente: https://laagenda.buenosaires.gob.ar/post/

por Pablo Díaz Marenghi
Un regalo del Diablo, 2 Minutos, Valentín Alsina y la reinvención del punk argentino, de Walter Lezcano (Vademecum)

“Con Valentin Alsina el conurbano bonaerense, finalmente, se paró de manos sin pedir la legitimidad de nadie” escribe Walter Lezcano en su flamante libro sobre el disco debut de 2 Minutos. Lanzado en 1994, significó uno de los puntales de una nueva oleada de bandas punks que emergieron al calor del avance neoliberal en la Argentina. El escritor, poeta y periodista nacido en Goya, Corrientes, supo recorrer dichos suelos conurbanos al criarse en San Francisco Solano, al sur del Gran Buenos Aires. En dichas inmediaciones surgieron varios grupos de pibes que se coparon con el punk y empezaron a hacer sus primeras composiciones: Flema, Expulsados, Sin Ley y los comandados por Walter “Mosca” Velázquez. En este ensayo, el autor piensa la relación entre arte y territorio (¿una condición necesaria pero no suficiente para forjar una obra?) y reivindica el lugar que ocupó este disco y esta banda a la hora de abrirle camino a lo que la prensa y la opinión pública bautizarían como “Rock barrial”. Datos, contexto y voces autorizadas trazan un recorrido analítico que despeja algunas dudas y, también, siembra otras.

“Mi voz es un regalo del Diablo” afirma el Mosca y le da título al libro. En sus páginas se intercalan voces como las de los músicos y el ex manager de la banda, con las de Amilcar Gilabert (histórico ingeniero de sonido), periodistas y escritores (Lala Toutonian, Luis Hitoshi Díaz, Mariana Enríquez y Juan Diego Incardona) que enriquecen el contexto para pensar cómo y por qué nació este disco. Así se cuentan los comienzos del punk en la Argentina –con los Violadores a la cabeza, pero también Los Baraja, Alerta Roja y Cadáveres de Niños– y allí el autor encuentra un primer antecedente de la periferia bonaerense: el baterista Sergio Gramática, oriundo de Bernal, y su intercambio epistolar con Hari B, considerado el primer punkie argentino.

El escritor plantea que lo que pegó fuerte en el país fue la tradición inglesa combativa, con The Clash como insignia, casi como un emergente del agotamiento de la canción de protesta. Más adelante, en los noventa, podría trazarse un paralelismo entre aquel no future que escupían los Sex Pistols con el no future del despilfarre noventista y sus esquirlas, aún calientes, visibles en el conurbano. Los estallidos de la periferia se volvían canción en temas como “Odio laburar” o “Novedades” que integrarían el primer LP de 2 Minutos. Luego terminarían siendo los primeros argentinos en tocar en el mítico CBGB. En palabras del autor: “la furia, la inconsciencia, la resistencia y el poder inconformista del punk como estandarte de reestructuración de existencias y vidas olvidadas por el Estado y el sistema social”.

Es cierto que, tal vez, para el lector avezado el libro no arroja grandes revelaciones sobre la historia del punk argentino. Tal vez su fuerte radique en las preguntas que va desperdigando y deja abiertas para que el futuro las responda. Por ejemplo: ¿Qué onda el sur del conurbano? Del mismo modo que afloraron bandas punkies de pibes laburantes también aparecieron, al calor noventista, los alternos como Babasónicos, Tía Newton, El Otro Yo, Peligrosos Gorriones, Adicta y Copiloto Pilato. También echa luz sobre un contexto descripto por Enríquez e Incardona: la ominosidad del riachuelo, la fiereza de la cana y el deambular de la barriada como una suerte de flaneurs tercermundistas que pasaban largas noches demorados en comisarías por tomar una birra en la esquina. También nos habla de la idea de movimiento, de escena, como algo pujante, que se reconvierte todo el tiempo. Algo que ahora se ve en el feminismo, el trap y el freestyle. En medio de todas esas nuevas olas, el punk, el rock y otros géneros que explotaron durante el siglo pasado aún luchan por acomodarse.

El recorrido temporal del libro finaliza con la tragedia de Cromañón en 2004 (a la cual Lezcano le dedicó una novela, Luces calientes,en Tusquets) y arroja otra pregunta : si aquello fue la crónica de una muerte anunciada por jóvenes desprotegidos, desamparados, llenos de excesos que encontraron en el rock a su único placebo catalizador. Sea lo que sea, el Mosca, que bautizó a su banda por un tema de Depeche Mode demostrando su modo de ser ecléctico e iconoclasta a la hora de vivir la música, dejó un mandato que el autor de este libro se encarga de reproducir y diseminar: pase lo que pase, hay que seguir.

Charly García 1983, acerca de Clics Modernos, de Oscar Conde (UNIPE Editorial Universitaria)

A priori, el pensamiento en torno a este trabajo de Oscar Conde podría ser el siguiente: ¿otro libro más sobre Charly García? ¿Hay algo nuevo para aportar? Lo cierto es que el artista, uno de los pesos más pesados del rock argentino y de la música popular en su conjunto, engloba un cúmulo de discursos que se vislumbra inagotable. Este académico –que ha producido sendos análisis sobre las poéticas del tango, el rock y el lunfardo– da un salto de calidad dentro de la bibliografía rockera promedio ya que salta las vallas de las biografías y los chismes para concentrarse en el aspecto más rico del pianista de bigote bicolor: su obra.

Conde recurre al análisis de letras y, así, encuentra a la soledad como el gran hilo conductor que atraviesa la obra de García: “la del adolescente que asume solo su condición y se enfrenta al mundo, la del joven que se alza contra un sistema siniestro, la del hombre que fracasa en el altar del amor y decide rendirse tributo a sí mismo para siempre”, afirma. Conde sigue a Charly por diferentes etapas: su comienzo hippie, su tránsito al rock sinfónico/progresivo y su decadencia noventista, en donde se consolidó como la súper estrella del rock nacional. Irreverencia y megalomanía serían las dos cabezas de este lungo bifrone que osciló, en los últimos tiempos, entre chispazos de genialidad y despilfarres en su vida privada. De los suplementos culturales a la prensa amarillista sin escalas.

El foco de este libro –prohibido olvidar– está en Clics modernos (1983), aquella obra cumbre del músico que significó un antes y un después dentro del rock vernáculo. Explica Conde que aquello que durante muchos años fue música contemplativa (para ver y escuchar) comenzó, con este disco, el tránsito hacia algo que podía ser bailable (con Los Twists y Virus como lugartenientes de la nueva movida ochentosa). Esto, por supuesto, sería visto con resquemor por los rockeros clásicos y, hoy en día, consagraría a esta obra como de avanzada para la época. Allí se dio la amalgama precisa entre el rock y el pop. Además exhibió a un autor que se reía de todo (“él se cansó de hacer canciones de protesta y se vendió a Fiorucci”, referencia a un episodio personal que se cuenta en el libro) y apela, también, a las esquirlas de la represión.

Conde analiza la ambivalencia como rasgo recurrente del rockero. Algo que tuvo su pico en los noventas. Allí el personaje se devoró al artista: pasó de tocar para Carlos Menem en la quinta presidencial de Olivos, en pleno apogeo de la pizza y el champagne, a la vez que brilló en el MTV Unplugged (el primero para un hispanoparlante). Sin olvidar el episodio de su salto al vacío desde un noveno piso en un hotel mendocino que pasó a la historia. Conde sentencia: “No cabe duda que Charly García es, con razón o sin ella, el máximo exponente del rock argentino, aun con su ánimo cambiante, su yoísmo poético exacerbado y esa necesidad imperiosa de llamar la atención en los ámbitos extra musicales. Y eso lo deja muy solo”.

Television, Marquee Moon, de Bryan Waterman (Colección 33 ⅓, Dobra Robota – Walden)

Si uno traza un recorrido a través de la historia de la música occidental y se encarga de recomponer cada una de las piezas del rompecabezas, llegará el momento en el que se encuentre con un nombre ineludible de la década del setenta, híper citado, imitado, homenajeado y copiado en las décadas posteriores. Television encaja con aquello que la crítica especializada suele bautizar como banda de culto y su disco debut, Marquee Moon (1977), se ha ganado un lugar en los anaqueles de aquellas obras que han sido consideradas un verdadero cimbronazo en los modos de hacer y escuchar rock and roll. Por su tratamiento de guitarras en estéreo, por haber sido uno de los estandartes de la escena punk neoyorquina del CBGB y por haber generado una sinestesia entre el glamour, lo sucio, el glitter y la crudeza, fueron un eslabón clave dentro de la música alternativa. Bryan Waterman, con un lenguaje académico y ensayístico, se encarga de analizar por qué y de qué modo surgió este particular sonido en aquel contexto underground casi pútrido que, luego, se convirtió en leyenda.
Katie Ledecky

Aturdido en una metáfora eléctrica: así se sentía todo aquel que pisara el CBGB –mítico local donde se consagraron Los Ramones, Blondie y Patti Smith– durante un concierto de la banda comandada por Tom Verlaine. En un principio, Waterman se encarga de resaltar que este joven con anhelos literarios (al igual que otro músico que fue su claro referente, Lou Reed) tuvo como lugarteniente necesario a Richard Hell. Este también era un amante de las letras: toma su apodo de Una temporada en el infierno, del poeta Arthur Rimbaud. El autor de este libro lo reivindica y, también, comenta cómo Verlaine decidió expulsarlo de la banda. Reconstruye el cúmulo de influencias que dio origen a este cóctel corrosivo: la movida camp y glitter (ironía, composiciones absurdas, androginia, New York Dolls como principal ejemplo), riffs machacantes, influencia de poetas beatniks como Allen Ginsberg, The Velvet Underground, los situacionistas, la bohemia del downtown neoyorkino, los dadaistas, el Bob Dylan eléctrico, las drogas y el reviente. También algo que comenzó el artista pop Andy Warhol. En palabras de Waterman: “Rompió las barreras entre la alta y la baja cultura, llevó el under al mainstream, convirtió la vida en arte performativo”.

Así los Television se consolidaban como banda y llegarían a grabar un disco mitológico que, con el tiempo, recibió la valoración que mereció siempre. Así lo describe el autor del libro: “la música es repetitiva, agitada, como el sonido de maquinaria y engranajes. La guitarra principal avanza por el canal derecho como una sierra eléctrica cortando el pavimento. Termina con el precepto revolucionario del punk: quemar todo y empezar de nuevo”.

Este libro es algo más que el análisis de un disco. Aunque, por momentos, el tono ensayístico se diluye un poco y se deja pervertir por el mero periodismo de recolección de datos, prioriza el intento de comprender a una banda, una escena, un tiempo y un contexto. Describe la imagen y la estética muy cuidada del grupo –ropa rota, crestas, algo que serviría de inspiración para Malcom McClaren y los Sex Pistols en Inglaterra–, los ametrallamientos mediáticos de Hell vs Verlaine y el imaginario que supieron construir: “Es un disco nocturno, ambientado mayormente de puertas afuera”, afirma Waterman.

Reconstruye sus influencias: “La energía de la banda proviene claramente de ‘Sister Ray’ de The Velvet Underground o del lado más frenético de The 13th Floor Elevators. Si bien conservaban rasgos psicodélicos, como sugerían frecuentemente los críticos, también mezclaban el sonido de San Francisco con ‘Talk Talk’, el hit pesado y cargado de testosterona de The Music Machine, o con ‘Psychotic Reaction’ de Count Five”. Y resalta el ingreso clave de Richard Lloyd, quien termina de cerrar el funcionamiento sonoro del grupo. Esa dupla de guitarras será de las más relevantes del rock occidental de fines de los setenta, influyendo a artistas como U2, Sonic Youth, R.E.M., Echo and the Bunnymen, Siouxsie and The Banshees, y, más acá en el tiempo, Pavement, Primal Scream, The Strokes y los Yeah Yeah Yeahs, entre otros.

Sobre el nombre de la banda, Waterman da una clave que funciona como síntesis, como metáfora suprema de todo lo que representa la búsqueda de Verlaine y compañía: “‘Es tan molesto que no molesta’ dijo Loyd (…) ¿Qué mejor símbolo de una época que el medio que amenazaba con absorber a todos los demás?”.

 

 

Daniela Lojo , estudiante de la Especialización en Educación, Políticas Públicas y Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, cuenta de que manera se lleva adelante la cursada mediada por los espacios virtuales de enseñanza. También se refiere a los espacios de intercambio con docentes y compañeros de cursada ideados para esta situación particular.