UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

Un espejo de malandras, asesinos y ladrones

Cronista, ensayista y poeta, Osvaldo Aguirre revisa en Contraseñas cómo el crimen configura la trama cultural argentina y es también configurado por ella.

“Socialmente marginal, el hecho policial es revalorado para la comprensión de la época en que transcurre; no es un relato folclórico, y mucho menos una pieza que interesa por curiosidad o por su presunto carácter insólito, sino un documento cargado de significación. El delito, según la enseñanza de Hans Magnus Enzensberger, ‘se asemeja a una contraseña que, una vez descifrada, delata algo del total de la sociedad en la que sucedió, y en esa perspectiva traté de escribir”, dice Osvaldo Aguirre en la introducción de Contraseñas, el crimen en la cultura argentina, editado por Unipe y señala la clave en la que suena, no solo esta obra, sino su mirada, una de las más sólidas, totalizadoras y formadas del país, sobre el delito. En esta entrevista con Ñ, recorre esa manera de mirar, narrar y analizar el mundo del hampa.

En el principio de todo, Aguirre soñó con la carrera académica. Y dicen que fue Horacio González, que iba a ser el director de su investigación, quien le aconsejó otros rumbos. “En ese momento, me sentí desanimado. Pero González me dijo que podía desarrollar aquel proyecto que había presentado a través de artículos, con el transcurso del tiempo”, recuerda.

A la manera de una tesis de doctorado

De alguna manera, Contraseñas reúne esos artículos que funcionan como ensayos autónomos, pero también como una aproximación total al objeto de estudio. “Fue una propuesta, un estímulo muy fuerte, no un consuelo, –retoma Aguirre– y se convirtió para mí en un método de trabajo tanto para hacer periodismo como para pensar en libros. También fue tomar al pie de la letra el lugar común según el cual el periodismo escribe el borrador de la historia, aunque tengo mis reparos al respecto porque generalmente sostiene una idea trivial del periodismo”.

En Rosario, a Aguirre le dicen ‘El mosca’ y, como todo rosarino de ley, nació en otro lugar: Colón, provincia de Buenos Aires. Si algo lo define, además de la seriedad de su trabajo (y de su trato), es la capacidad de alimentar una obra prolífica, desbordante, que parece levar sin freno entre la poesía, la ficción y el periodismo.

Contraseñas salió a la calle casi en simultáneo con una notable biografía de Francisco "Paco" Urondo (Francisco Urondo. La exigencia de lo imposible), un ensayo sobre bandidos sociales (La bolsa y la vida) y la reedición de un libro que aborda a Rodolfo Walsh a través de entrevistas (Un periodismo literario. Conversaciones con Rodolfo Walsh).

En el espejo del crimen

“Los grandes crímenes funcionan como productores de discursividad. Son casos que no concluyen, en el sentido de que retornan a través de la prensa más allá de los pronunciamientos judiciales –que en general no nos inspiran confianza, por convicciones arraigadas en nuestra sociedad– y producen nuevos relatos que irradian desde la crónica hacia otras formas como las investigaciones científicas o los estudios culturales”, dice Aguirre parafraseando al poeta y ensayista Enzensberger, uno de los representantes más importantes del pensamiento alemán de la posguerra, a quien cita para explicar el lazo entre el delito y su tiempo.

Y como ejemplo, vuelve a la historia de Cayetano Godino, ‘el Petiso Orejudo’: “Lo que hoy sabemos al respecto es revelador de los prejuicios y las representaciones de la criminología y el periodismo de la época sobre cuestiones como los menores delincuentes, la inmigración desclasada y la sexualidad. Y mientras tanto Godino mantiene un margen insondable, que habilita nuevas exploraciones”, recuerda.

Otro caso memorable fue el asesinato de Norma Penjerek: “Son versiones que patentizan creencias y sentimientos de cada época respecto al delito y al poder”, apunta.

Aguirre estudió Letras en la Universidad Nacional de Rosario y sus artículos aparecen en medios nacionales desde hace décadas. Fue cronista de policiales durante dos décadas en La Capital de Rosario y es autor en el Diario de Poesía.

En Rosario, a Aguirre le dicen ‘El mosca’ y, como todo rosarino de ley, nació en otro lugar: Colón, provincia de Buenos Aires. Si algo lo define, además de la seriedad de su trabajo (y de su trato), es la capacidad de alimentar una obra prolífica, desbordante, que parece levar sin freno entre la poesía, la ficción y el periodismo.

Contraseñas salió a la calle casi en simultáneo con una notable biografía de Francisco "Paco" Urondo (Francisco Urondo. La exigencia de lo imposible), un ensayo sobre bandidos sociales (La bolsa y la vida) y la reedición de un libro que aborda a Rodolfo Walsh a través de entrevistas (Un periodismo literario. Conversaciones con Rodolfo Walsh).

Otro caso memorable fue el asesinato de Norma Penjerek: “Son versiones que patentizan creencias y sentimientos de cada época respecto al delito y al poder”, apunta.

Como autor, reunió sus tres primeros libros en El campo (2014) y también publicó varias novelas como Todos mienten, El año del dragón y La deriva; los ensayos Historias de la mafia en la Argentina, La Chicago Argentina: crimen, mafia y prostitución en Rosario y La conexión latina, entre otros; y los poemarios Las vueltas del camino, Lengua natal, Campo Albornoz y muchos más.

Contraseñas, el crimen en la cultura argentina
Osvaldo Aguirre
UNIPE
336 págs.

Fuente: https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/espejo-malandras-asesinos-ladrones_0_aGHe2NUOsk.html