Michaël Foessel. «Tout va plus vite et rien ne change: le paradoxe de l’accélération », en Esprit, juin 2010, nº 6. 

MF comenta el libro de Hartmut Rosa, Accélération. Une critique sociale du temps. Allí plantea la paradoja según la cual existe una conciencia general acerca de la aceleración de los procesos sociales y esa aceleración es vivida con la impresión de que nada cambia. 

HR plantea la necesidad de distinguir tres dimensiones del aumento de la velocidad: la aceleración técnica, el cambio social y las transformaciones en los ritmos de vida. El análisis se centra en los vínculos y el refuerzo mutuo entre estas tres dimensiones, que va desde lo más objetivo a lo más subjetivo. 

HR muestra muy bien que en el transcurso de la “primera modernidad”, la violencia destructora del capitalismo estuvo acompañada por la creación de nuevas instituciones que tenían como función introducir sentido y orden en el aparente caos provocado por los cambios y las novedades sociales. Se institucionalizó el tiempo a través de horarios de trabajo, horarios escolares, diarios, relojes, etc. A cada edad de la vida (infancia, juventud, edad adulta, vejez) le correspondía una institución (escuela, cuartel, salariado, jubilación) que permitía a los individuos controlar y manejar las aceleraciones colectivas del tiempo. Es en esta articulación entre temporalidad social e instituciones públicas que se produce la ruptura entre la primera modernidad y la actual. Las instituciones de la primera modernidad parecen frenar el proceso de aceleración del cambio actual: el estado-nación, la burocracia, la protección social, etc., no se corresponden con la flexibilidad y la desregulación que exige la nueva modernidad. “La crise des institutions de la modernité classique est donc d’abord une crise temporelle, comme si la mondialisation introduisait une rupture sans précédent dans les processus d’accélération» (28) 

La modernización tardía exige una des-institucionalización temporal. El tiempo se planifica día a día. Antes el tiempo bien cumplido pasaba rápidamente y dejaba recuerdos profundos, mientras que los tiempos vacíos transcurrían lentamente y no dejaban nada. Ahora hay un lógica de breve-breve. Es el tiempo de la TV donde es rico en emociones inmediatas pero deja pobres recuerdos. Pero el signo más espectacular de la ruptura reside en la disparidad entre generaciones. Los cambios son intrageneracionales. En este contexto es muy difícil ser contemporáneo, es muy difícil tener la convicción de vivir en el mismo mundo. (30)  

 

Archivo personal de Juan Carlos Tedesco  

Material inédito 

14-JCT Educación y tiempo 

Título del archivo Word: "Michael Foëssel" 

Fecha del archivo: 13 de julio de 2010