Todos los diagnósticos coinciden en señalar las significativas deficiencias de la educación argentina, en particular –pero no exclusivamente - la educaciòn pública que reciben los sectores de menores ingresos.

Para mejorar la calidad de la educación es necesario hacer muchas cosas, una de las cuales debería ser impulsar la actividad deportiva. Pero ¿será verdad que incorporar el deporte a las actividades escolares contribuye a lograr una educación de buena calidad?. El sentido común y la visión « polìticamente correcta » no dudarían en responder afirmativamente a esta pregunta.

Sin embargo, cuando observamos lo que sucede en la realidad nos damos cuenta que no es posible aceptar tan fácilmente esta respuesta. Introducir prácticas deportivas en las escuelas implica, en no pocos casos, provocar la exclusión y la burla hacia los menos hábiles, exacerbar la soberbia y el orgullo de los ganadores e incentivar las conductas competitivas hasta extremos irracionales no solo en los alumnos sino también, y más frecuentemente, en los padres.      

Para que el deporte sea un factor de buena calidad educativa es necesario definir con claridad qué queremos que aprendan los alumnos. Si nuestros objetivos son promover la solidaridad, el trabajo en equipo, el respeto a las normas, la honestidad y el juego limpio, el deporte puede ser un gran vehículo educativo. Pero entonces será necesario que las experiencias deportivas estén orientadas por esos valores. No se trata de cualquier experiencia deportiva, sino de experiencias educativas a través del deporte.

¿De quien depende que hagamos una cosa u la otra ? No depende del deporte en sí mismo sino de los adultos y de los educadores, en el sentido amplio de la palabra, responsables de organizar las experiencias de aprendizaje de los alumnos.

 

Juan Carlos Tedesco

 

 

 

1 JCT-Artículos diarios

Material inédito

Título del archivo Word: "Club de amigos"

Fecha del archivo: 31 de mayo de 2005