Jorge Eugenio Dotti (Buenos Aires, 1947- Santiago de Chile, 2018)
Dotti fue un profesor y filósofo argentino de lo político.
Cursó estudios de filosofía en la Universidad de Buenos Aires, y en la Universitá degli Studi di Roma. Allí obtuvo el grado de Laurea y Doctor en Filosofía, en 1975. Su tesis de doctorado, dirigida por el filósofo italiano Lucio Colletti, trata sobre la lógica y la política en la filosofía del derecho de Hegel.
Su extensa carrera profesional como docente e investigador transcurrió principalmente en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y en el CONICET. En ambas instituciones alcanzó las más altas categorías, como Profesor Titular Plenario de Filosofía Política y como Investigador Principal, respectivamente. Como profesor en cursos de posgrado, también trabajó asiduamente en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en las Universidades Nacionales de Entre Ríos y de Rosario, y en la Universidad Diego Portales (Chile) entre otras. Entre sus previsiblemente muchas actividades afines al quehacer académico y cultural, cabe mencionar que fue Codirector (junto con el Prof. Wolfgang Tichy) del Seminario "Deutsche Ideengeschichte und Zeitkritik" en el Goethe Institut de Buenos Aires, fundó y dirigió la Maestría en Filosofía Política en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), integró el comité editor de la revista de crítica cultural Punto de Vista, y fundó y dirigió la publicación de filosofía política Deus Mortalis.
Recibió numerosos reconocimientos. Entre ellos, Premio "Bernardo Houssay al Investigador Joven"; en la disciplina Filosofía, instituido por el CONICET (1987), Premio Konex de Platino (2014), y Premio "Bernardo Houssay - Trayectoria" en Humanidades, Ministerio de Ciencia y Tecnología - CONICET (2016).
Contribuyó significativamente en la formación y consolidación de más de cincuenta profesionales, dirigiendo becas y tesis de licenciatura, maestría y doctorado.
Los datos biográficos mencionados deberían poder ser considerados como una primera orientación sumamente relevante para quien se acerque a estudiar los escritos académicos y ensayísticos de y sobre el pensamiento del filósofo que aquí presentamos. La energía que anima la trayectoria y la producción de Jorge Dotti, variada y prolífica como ésta es, confiere al conjunto un alto grado de compromiso y consistencia. La escritura dottiana genera una sensación ambigua, de profunda inquietud, pero también de cierta posibilidad de armonía. De un lado, las temáticas que recorre nuestro pensador refieren a un universo antropológico ferozmente serio: pecado, culpa, autoridad, derecho, comunidad, revolución, guerra, violencia, fragmentación, nihilismo. La dialéctica entre la institucionalidad y la condición caída, para decirlo en términos teológicos. Pero, del otro lado, Dotti también reivindica la reflexión metafísica como vía privilegiada de acceso al que él llama el “drama de la libertad”. Una libertad que nuestro filósofo adjudica a los protagonistas de los acontecimientos significativos de la historia, así como a los pensadores que tratan de ordenar teóricamente los principios de la convivencia humana, y, desde luego, a sí mismo, como practicante de la actividad de interpretación y producción de discursos filosóficos sobre la cuestión del poder. Dotti escribe con rigor académico y a la vez con creatividad hermenéutica sobre Hobbes, Kant, Rousseau, Hegel, Arendt, Schmitt, Alberdi o Laclau. Y, en alianza implícita, propicia en sus lectores (como lo hizo en sus alumnos, becarios, doctorandos y colegas) una actitud igualmente activa que, en un sentido fuerte, empodera. Y todo lo anterior, desde un posicionamiento institucional concretamente situado en su tiempo y en el espacio público argentino.
Las texturas que ofrece Dotti, en fin, invitan a valorizar la labor conceptualizadora de lo político como una actividad pública libre y responsable. En la profundidad de sus escritos alienta un fuerte compromiso con la posibilidad de desentrañar y reentramar sentidos compartidos. Dotti lee y escribe para que leamos y escribamos, en la convicción de que la conversación filosófica es una dimensión inescindible del espíritu de la ciudad.