(La de-formación del ciudadano) 

 

Vivimos una larga etapa donde el discurso educativo relativo a la formación del ciudadano se contradecía con una realidad caracterizada por la ausencia de institucionalidad democrática. El retorno a la democracia permitió pensar en la superación de esa contradicción. Al menos desde el punto de vista formal, podríamos elegir autoridades, renovar periódicamente sus mandatos, aprobar leyes de acuerdo a procedimientos parlamentarios democráticos y vivir dentro de los márgenes de las garantías constitucionales.  

En este nuevo contexto, la educación asumió la tarea de formación del ciudadano desde dos dimensiones principales: 

- Revisar el pasado y trabajar sobre la memoria. 

- Asumir los retos del futuro con programas de formación ciudadana basados en el conocimiento de la dinámica social y las experiencias de participación (centros de estudiantes, regímenes de convivencia, etc.). 

No disponemos de evaluaciones sistemáticas del impacto de estos programas pero podemos afirmar que existe una diferencia significativa entre ambas dimensiones. Hemos puesto mucho más entusiasmo en discutir el pasado que en promover el futuro. No hay dudas acerca de la importancia de la memoria. Al respecto, no hay más que mirar la experiencia europea con respecto al nazismo. 

Pero la democracia enfrenta hoy nuevos desafíos. El desempeño ciudadano es muy exigente tanto en términos cognitivos como éticos.  

Nuestro país, sin embargo, agrega a esta complejidad compartida, una especificidad que no puede ser subestimada. Si en el período autoritario había contradicción entre el discurso educativo y la institucionalidad autoritaria, ahora hay contradicción entre el discurso democrático y una realidad institucional que promueve desconfianza con respecto a su capacidad de resolver los problemas de la ciudadanía. 

El autoritarismo permitía la ilusión democrática. La situación actual, en cambio, erosiona esa ilusión y abre peligrosamente la puerta a nuevas formas de desempeño antidemocrático: corrupción, clientelismo, corporativismo… 

 

Qué pasa con los jóvenes??? 

El alto nivel de exigencias éticas y cognitivas del desempeño ciudadano compromete a todos los actores. Los medios de comunicación tienen una significativa responsabilidad. Dewey analizó este papel. Estamos lejos de las esperanzas que la democracia había puesto en los medios. La TV amenaza a la democracia (Ver Popper, Bourdieu, etc.). Además, hay concentración de los medios en manos de grandes grupos económicos. 

Apostar a la formación y responsabilidad ético-profesional de los periodistas.  

 

Archivo personal de Juan Carlos Tedesco  

Material inédito 

21 JCT-Debate 

Título del archivo Word: "La de-formación del ciudadano" 

Fecha del archivo: 9 de noviembre de 2015